DESIGUALDAD
El hijo de fulano
¿Quiénes heredan? ¿Cómo incide la herencia en la desigualdad? Algunas de estas preguntas básicas intentan ser respondidas en esta investigación que revela que la riqueza heredada constituye más de un 30 por ciento de la riqueza total de Uruguay. Bruno Agustoni y Evelin Lasarga
El artículo original fue publicado en el Semanario Brecha (24/3/2017) a partir de un convenio entre ambas cooperativas.
¿Cuánta riqueza se hereda? ¿Quiénes heredan? ¿Cómo incide la herencia en la desigualdad? Algunas de estas preguntas básicas acerca de la herencia en Uruguay intentan ser respondidas en una investigación realizada por los autores en el marco del programa de apoyo a la investigación estudiantil de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (Csic) de la Universidad de la República. Una de las motivaciones para dicha investigación es el predominio de la meritocracia como ideal de la sociedad actual, donde es deseable que las personas alcancen la posición económica y social que merecen de acuerdo al esfuerzo que realizan. Esta es una de las grandes promesas del capitalismo, en el que con suficiente sacrificio cualquiera podría alcanzar altos niveles de bienestar ya que las oportunidades son iguales para todos.
Así, se justifica la desigualdad, alegando que los más desfavorecidos no han hecho mérito suficiente, de manera que si tienen un menor nivel de bienestar es por voluntad propia. Sin embargo, esta visión ignora que hay desigualdades que se transfieren de una generación a otra de forma arbitraria y que no hay un único punto de partida común para todas las personas. Además, en la práctica, la meritocracia implicaría altos niveles de movilidad social, sin embargo, estudios realizados para Estados Unidos y Europa occidental muestran que no ha habido grandes cambios en las tasas de movilidad social desde la Segunda Guerra Mundial.
Entre los factores no controlados por los individuos y que alteran sus oportunidades y trayectorias podemos encontrar: la trasmisión de habilidades productivas, gustos y ambiciones generados a partir de la concepción de prestigio que predomine en el núcleo familiar, contactos y grupos de referencia con los cuales comparar sus logros socioeconómicos, zona geográfica de nacimiento, características físicas, entre otros. Estos factores se agravan por las uniones conyugales entre personas de similar estrato social y los diferenciales de fecundidad, donde los más pobres son los que tienen más hijos. En este punto podemos destacar a la herencia como canal directo de trasmisión de desigualdades, ya que la riqueza inicial es determinante en el desempeño posterior.
La herencia puede definirse como la trasmisión de activos y pasivos de una generación a otra. El derecho a herencia está íntimamente ligado al derecho de propiedad, que ha cobrado diferentes formas a lo largo de la historia. Su impacto en la sociedad y qué medidas tomar frente a ello han sido debatidos desde la antigüedad. Platón (427-347 a de C) hace referencia al mismo en su Tratado de las leyes, mientras que Cicerón (106-43 a de C) sienta las bases del derecho hereditario romano. De forma más reciente, ya en el siglo XIX, Marx y Bakunin discutieron en la Primera Internacional sobre el derecho a la herencia y la estrategia que el movimiento socialista debería tomar.
A nivel nacional, Carlos Vaz Ferreira (1872-1958), influyente pensador uruguayo de principios del siglo XX, cuestionaba la herencia en su forma ilimitada, particularmente en su vínculo con el “problema” de la propiedad de la tierra. Consideraba que la herencia debía tener ciertos límites de modo que las generaciones que siguen “no sean privadas de derechos”.1 Emilio Frugoni (1880-1969), contemporáneo de Vaz Ferreira y primer legislador socialista, también consideraba “legítimo y necesario” un impuesto a las herencias y donaciones. De esta forma se afectaría el privilegio trasmitido, mas no se afectaría el esfuerzo de quien pasara a gozar del legado. En los últimos años la riqueza, la herencia y su distribución han tenido nuevamente un lugar en la agenda académica internacional2luego de que durante gran parte del siglo anterior se mantuvieran en un segundo plano.
En la investigación mencionada se analiza para el caso uruguayo la distribución por fuentes de riqueza real bruta utilizando la Encuesta Financiera de los Hogares Uruguayos (Efhu). Se entiende por riqueza real bruta a los activos reales (inmuebles, negocios, vehículos, electrodomésticos, entre otros) sin considerar los pasivos, por falta de datos sobre los activos financieros y las deudas. A su vez, para el análisis por fuente de riqueza –donde se considera la riqueza comprada o creada, heredada o regalada y otras fuentes (sorteos y juegos de azar)– sólo se incluye la riqueza inmobiliaria y la riqueza empresarial, ya que no contamos con el dato para el resto de los activos (vehículos, electrodomésticos, etcétera).
Un primer dato a destacar es que la riqueza heredada constituye más de un 30 por ciento de la riqueza total, en tanto que la obtenida por mérito propio constituye alrededor de un 67 por ciento. Además, la riqueza heredada se distribuye en forma más desigual que la riqueza total, ya que el 10 por ciento más rico se apropia aproximadamente del 76 por ciento de la riqueza heredada mientras que si consideramos la riqueza inmobiliaria y empresarial total, se apropia del 66 por ciento.
A su vez, si nos detenemos en el 1 por ciento de personas más ricas, se observa que se apropian del 31 por ciento de la riqueza total, en tanto que se adueñan de alrededor del 44 por ciento de la riqueza heredada, lo que indicaría que el estar ubicado en la parte alta de la distribución de riqueza puede deberse en gran parte a la herencia y no totalmente al mérito personal. Así, la herencia en su conjunto tendría un efecto desigualador, es decir, no sólo mantiene las desigualdades iniciales, sino que las aumenta. Uno de los indicadores de desigualdad más utilizados –índice de Gini– toma valores de entre 0 y 1. Cuando arroja un valor de 0 muestra que la riqueza es repartida en partes iguales entre todos los hogares; por el contrario cuando arroja un valor de 1 la desigualdad es total, es decir, un solo hogar sería dueño de toda la riqueza del país. Para el total de la riqueza inmobiliaria y empresarial este índice asciende a aproximadamente 0.84, en tanto que si consideramos sólo la riqueza heredada asciende a casi 0.97. De esta forma, la herencia tiene un impacto marginal positivo sobre la desigualdad, y estos resultados podrían ser más pronunciados si contáramos con datos acerca de la deuda y los activos financieros. Cabe destacar que el mismo índice calculado sólo para el ingreso –salarios, alquileres, transferencias, intereses, utilidades, etcétera– asciende a 0.42.
Uno de los medios que tienen los estados para intervenir en estas situaciones son los impuestos, aunque algunos autores plantean la necesidad de acuerdos internacionales de manera de evitar fugas de capitales. En Uruguay las herencias están reguladas por el impuesto a las trasmisiones patrimoniales (Itp). Dicho impuesto se aplica de la siguiente forma: los herederos y legatarios en línea recta tributan el 3 por ciento del valor del patrimonio heredado, mientras que el resto de los contribuyentes/herederos pagan el 4 por ciento. De esta forma, la actual tributación que deben pagar las sucesiones en Uruguay no es progresiva, es decir, la tasa impositiva no depende del monto heredado.
Si bien aún queda mucho por estudiar y profundizar en el tema, la investigación realizada busca arrojar luz sobre una problemática poco estudiada en Uruguay. La riqueza heredada constituye una parte importante de la riqueza total y por lo tanto, de las posibilidades de vida de las personas por el solo hecho de nacer en una familia y no en otra. A su vez, demuestra distribuirse de forma más desigual que la riqueza no heredada. Por tanto, esperamos con entusiasmo una mayor disponibilidad de datos e investigaciones sobre la temática, de modo que se pueda instalar en la agenda pública un debate constructivo sobre las formas de obtención de riqueza por parte de los uruguayos y cómo mejorar su distribución.
* Economistas.