RESEÑA

La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo.

July 17, 2024
Hugo Dufrechou Lasca

El comienzo del Siglo XX implicó una tempestad de acontecimientos para los europeos en general y los austríacos en particular. Crisis económicas, guerras mundiales, fin del Imperio Austro-húngaro, secesión y república, experiencias socialistas revolucionarias y contra-avanzada fascista. En ese marco, dos economistas trazaron caminos significativos y paralelos para explicar qué estaba pasando, y qué debía hacer la humanidad para superar esa crisis civilizatoria. En 1944, estos dos economistas publican un libro cada uno. Frederick Hayeck, publica su “Camino a la servidumbre”. Esta obra es fundamental para trazar un camino intelectual que nos llevará muchos años después al pensamiento neoliberal. Ese mismo año, Karl Polanyi escribe “La gran transformación. Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo”. Este ensayo propone discutir las causas que llevaron a la crisis civilizatoria de su tiempo (se escribe mientras transcurre la 2da Guerra Mundial), y la emergencia cada vez más fuerte de nuevos sistemas económicos con distintos grados de participación estatal (la Gran Transformación). Si bien la lectura de esta obra debe entenderse en su contexto histórico, es necesario también analizarla con los ojos del presente, pues como dice el autor: 

“...a pesar de toda su riqueza y variedad, el devenir de la historia tiene situaciones y alternativas recurrentes que dan cuenta de una extensa similitud en el tejido de  los acontecimientos de una época. No debemos inquietarnos por el espectro de las turbulencias impredecibles, si podemos explicar con cierto grado de certeza las regularidades que gobiernan a las corrientes y contracorrientes bajo condiciones típicas”. (Polanyi, 2017; p.277)1

Reflexionar sobre esta obra también nos puede ayudar a pensarnos ahora, con los distintos desafíos que tenemos por delante.

El nudo central del libro intenta responder a esta pregunta: ¿“cómo es que llegamos a este punto”? (crisis económicas, revoluciones, guerras mundiales, etc). Esta es una interrogante compartida por otros autores de la época. Los autores liberales-libertarios, van a culpar el fin de una era de ordenamiento económico liberal que caracterizó el siglo XIX, a una conspiración “colectivista”. Polanyi en cambio para responder esta pregunta va a realizar un camino -que en sí mismo puede considerarse una de las tantas virtudes de la obra-, radical (no en el sentido del extremismo de posiciones ideológicas, sino que intentará ir a la raíz del problema). 

Polanyi discrepa con la tesis de que el capitalismo estaba desarrollándose armoniosamente (un  siglo sin grandes guerras entre imperios europeos, crecimiento de la riqueza, mejora progresiva en la calidad de vida en los países industriales) y algo sucedió que lo distorsionó (conspiración colectivista-proteccionista-estatista). Sino que en el presente no estaban bien, por el funcionamiento natural de los mecanismos puestos en funcionamiento para que en el pasado todo “funcionara bárbaro”. En ese sentido, el autor explora el orígen de la economía de mercado y sobre todo de su mayor creación, la sociedad de mercado. Asimismo Polanyi señala que el liberalismo de mercado autorregulador como sistema de pensamiento para la creación de una sociedad es “utópico”, y que como mecanismo ordenador de la vida social (su aplicación práctica) conducirá a la extinción de la especie humana y convertirá a la naturaleza en un gran desierto. Intentando no spoilear la obra, trataremos aquí de comentar los principales conceptos del pensamiento de Polanyi.

El orden natural

Las formas en que la humanidad se organizó para realizar procesos que sustentaran materialmente la vida de la especie, son muy diversas a lo largo del mapa y de la historia. El autor discutirá que esas formas son completamente humanas y no tienen un carácter natural. En ese sentido, discutirá con los autores economistas clásicos como Adam Smith, y su concepto de “tendencia innata al trueque” en la esencia misma de las personas. Para discutir esa afirmación, el autor toma dos caminos. En primer lugar vé el origen del mercado (lugar específico donde se encuentran productores y consumidores para intercambiar bienes y servicios al precio de una retribución) y su creciente preponderancia en la vida social. De este análisis histórico, el autor concluye que la centralidad del mercado no es parte de una tendencia natural de la humanidad, sino que es la opción que toman varios gobiernos de distintas ciudades para la protección de sus artesanos y comerciantes. Por lo tanto, la creciente importancia del mercado es el resultado de la política intervencionista del Estado. El núcleo del método y parte de las conclusiones puede encontrarse en autores contemporáneos que analizan problemas más actuales. Por ejemplo, Chang2 analiza el mito del liberalismo económico y comercial como fuente del desarrollo de los países industrializados y rescata las experiencias proteccionistas iniciales de éstos y Mazzucato3 estudia la importancia de la acción estatal en el desarrollo de industrias dinámicas de nuestro tiempo (farmacéutica, energías renovables, Google y Apple).

En segundo lugar, el autor propone el estudio antropológico de sociedades no capitalistas de la época.  En ellas el autor describe formas de organización social distintas a la sociedad de mercado y le ayudan a descubrir uno de los principales conceptos de su obra. En estas sociedades, no observa una “tendencia innata al trueque”, sino que encuentra distintas formas de procesos de reciprocidad, redistribución e intercambio. Estos procesos se realizan en base a la organización de la sociedad. La división del trabajo y la riqueza se realiza según las formas sociales de la comunidad. En cambio en la economía capitalista de mercado, la sociedad se ordena en función de las necesidades de la organización económica, generando una sociedad a su imagen y semejanza. Distintos estratos sociales desaparecen y se re-acomodan creando clases determinadas por su lugar en la producción. La vida política se nutre de organizaciones vinculadas a la producción (sindicatos, cámaras empresariales, partidos políticos, movimientos sociales). La vida de las personas se da en función del proceso productivo, sus tiempos de ocio y vida en comunidad quedan determinados por sus tiempos de trabajo vinculado al mercado.

El individuo y a economía

La concepción sobre la existencia natural de una economía de mercado autorregulada, descansa en lo que Polanyi llamó la desincrustación de la economía. Este concepto tiene que ver con concebir la economía como un asunto ajeno a otras esferas de la vida como las relaciones sociales, las instituciones, la política, la naturaleza, etc. También tiene que ver con entender que la lógica económica tiene unas reglas propias derivadas de un orden natural, y que dominan las demás. Por ejemplo, la concepción de que los individuos somos naturalmente egoístas y que nuestra principal motivación es la maximización de beneficios económicos. Esta desincrustación tiene (además del problema teórico) dos consecuencias prácticas que vale la pena mencionar. En primer lugar, la separación de la economía de la política. Esto tiene que ver con entender que el ordenamiento que la sociedad se da para llevar adelante procesos de sostenimiento material de la vida, no dependen de las opiniones y pensamientos de las personas, por lo tanto no pueden estar a consideración de estas. De ahí que se entienda la economía casi como una ciencia fáctica, y que con grandes ámbitos de decisión sobre los lineamientos económicos sociales queden en manos exclusivas de “expertos” y libres de la “política”. Actualmente podemos ver estos rasgos en la separación de la discusión económica, reservada para “expertos” o ámbitos de expertos, y la discusión política. 

Una segunda consecuencia tiene que ver con la desincrustación social. Uno de los hitos marcantes de la creación de la economía de mercado en Inglaterra (y también en países como el nuestro) tiene que ver con el alambramiento de campos. Este salto tecnológico en el medio rural expulsó grandes contingentes de trabajadores rurales, campesinos pobres o sin tierra hacia las ciudades, dada la menor necesidad de trabajo agrícola. Desde el punto de vista de la economía liberal, esto era algo bueno, porque esos trabajadores migrarían del sector agropecuario al sector manufacturero en las ciudades, y como éste era más productivo esos trabajadores ganarían más salario que antes y por lo tanto serían más felices. Lo que Polanyi nos muestra, es que ese razonamiento está desconectado de los patrones sociales y culturales que están incrustados en la vida de las personas y sus relaciones económicas. Los trabajadores rurales desplazados no perdieron sólo un ingreso, sino que el arraigo con un lugar, las relaciones sociales que se daban en él, los patrones culturales compartidos, y quedaban a la deriva en una dinámica social que les era ajena. Pensémoslo con los procesos actuales de desarraigo de comunidades locales (pueblos originarios, productores familiares) para procesos de avance del capital extractivo, y las lógicas políticas y sociales que se dan en torno a ello.

La libertad para morirse de hambre

En un extenso debate (casi 4 horas) el ahora Presidente de la República Argentina Javier Milei, expuso su pensamiento ante el dirigente político-social Juan Grabois4. En un punto del debate sobre el concepto de libertad, Milei defendió explícitamente la libertad para morirse de hambre, declaración que impactó en su interlocutor por lo abierto y directo del planteo. Esto no es un exabrupto ni un asunto menor, dado que como demuestra Polanyi, precisamente la libertad o el derecho a morirse de hambre fue el paso definitivo para la creación de una economía de libre mercado. La transformación de las leyes que tenían como objetivo mitigar la pobreza y sostener “el derecho a la vida”, generaron las condiciones para la condena al hambre a la mayor parte de la sociedad, y con ella su sumisión para entrar al mercado de trabajo como asalariados. La naturaleza con que actualmente se toma que si una persona no trabaja a cambio de una remuneración (exceptuando a las personas físicamente incapacitadas para ello), debería ser condenado a la indigencia no fue algo que siempre y no en todos lados existió.

Polanyi demuestra en las experiencias de otras comunidades no capitalistas, donde la mantención de la comunidad era un interés superior al reparto de la riqueza basado en la productividad con que se generó. El hecho de que una persona fuera peor cazadora que otra, no la condenaba a morir de inanición. Las personas que dependían del reparto de la riqueza en la comunidad para vivir, no mermaban sus esfuerzos (no eran free riders o “garroneras”), dado el sentido de responsabilidad con los demás.

Con la creación del derecho a morir de hambre, se terminó de configurar un sistema de ordenamiento económico y social basado en tres mercancías que el autor denomina como ficticias: la naturaleza, el trabajo y el dinero. Polanyi define mercancías como aquellos objetos o servicios creados para ser vendidos y comprados en un mercado (una silla, una pc, etc). Pero la naturaleza, no es una creación humana destinada a su venta en el mercado, tampoco la capacidad de las personas de transformarla creando nuevos elementos (trabajo), ni tampoco el medio de intercambio para facilitar transacciones (dinero). Dado que estos tres elementos no se crearon con una naturaleza mercantil, son ficciones de mercancías reales.

El abajo que se mueve

El crecimiento del sistema de libre mercado en el mundo, avanzó históricamente dominando todas las esferas de la vida, al punto que la mercantilización de la vida se hizo algo cotidiano en nosotros. El sistema mercantil puro generaría situaciones teóricamente óptimas, pero humanamente inviviles. La depredación de la naturaleza en tanto ésta sea productiva, el trabajo infantil, el alargamiento de la jornada laboral, el desempleo en masa en momentos de transición de un punto de equilibrio a otro, etc. En síntesis, la destrucción de la vida.

Por ello, se genera lo que el autor define como doble movimiento. Por un lado las fuerzas del mercado avanzan, pero por el otro también se van generando los movimientos que buscan la preservación de la vida y le ponen un freno. Estos movimientos son heterogéneos en su composición y representan “la sociedad”. Por ello pueden verse alianzas entre distintos sectores que son diametralmente opuestos, pero que comparten la misma preocupación motivados por distintos intereses. Por ejemplo alianzas entre sectores aristócratas terratenientes y obreros industriales en favor de un mayor proteccionismo agropecuario (para que no se deprecie el salario ni la producción agrícola). Este doble movimiento está presente desde el nacimiento del sistema de libre mercado, y es el responsable de respuestas intervencionistas tan diversas como el proteccionismo prusiano de Von Bismark, la revolución soviética, el fascismo, o la política del new deal en Estados Unidos.

Puntos débiles o ciegos

Si bien la obra está plagada de virtudes, es necesario señalar lo que considero su principal defecto. El autor plantea que la creación de mercados de mercancías ficticias como el trabajo y la naturaleza (tierra cultivable), responden a la necesidad de la época de abastecer la producción manufacturera. Y que esta necesidad se dió por una sola razón, la maquinaria industrial. Por lo tanto hay una especie de determinismo tecnológico al marcar como elemento creador de todo el sistema capitalista la máquina de hilados. Pero lo que es peor, es que no explica de dónde sale la máquina, y por qué sucede el cambio tecnológico que revolucionó la producción mundial y cambió la historia de la humanidad. Es algo similar a la explicación del neoclásico Solow, sobre el crecimiento económico y el rol del cambio tecnológico con su frase “el maná que cae del cielo”. 

Este es un debe relevante, dado que no se explica tan solo porque se desarrolló un nuevo conocimiento, sino que existen razones para que ese conocimiento se transforme en determinada tecnología y que esa tecnología se aplique al ámbito productivo. Como señala Varoufakis en su libro5, la energía a vapor ya se conocía en el antiguo Egipto. ¿Qué explica entonces que una máquina a vapor en un lugar y contexto sea una curiosidad o un objeto de admiración en alguna corte de la realeza y en otro sea una potencia productiva transformadora?. Posiblemente relaciones sociales, económicas e institucionales  concretas que es necesario explorar, sobre todo si son la base de toda la argumentación siguiente. 

La libertad en una sociedad compleja

Durante esta reseña, se han tomado como ejemplo algunos dichos o acciones del presidente de Argentina. La intención con ello es demostrar parte de la actualidad del debate que afronta esta obra escrita en un distinto momento histórico. Un punto de discusión que vale la pena resaltar es el que se da en torno a la noción de libertad. Es importante, porque este concepto se coloca como bandera en ambos márgenes del Río de la Plata6. Aquí vale reflexionar qué se entiende por libertad. Según Polanyi esta libertad que reclaman los autores liberales y libertarios se concentra en la libertad de mercado. Esta depende de dos elementos, la propiedad privada y la libertad de empresa. La extensión de la propiedad privada, lleva a pensar que “los impuestos son un robo”, y que es autoritario y coercitivo cualquier mecanismo redistribuidor. 

“Las clases acomodadas disfrutan de la libertad de procurarse ocio en condiciones de seguridad; están naturalmente menos urgidas de extender la libertad en la sociedad que quienes por falta de ingresos deben darse por satisfechos con una libertad mínima. Esto se hace evidente tan pronto como se sugiere una política de obligatoriedad para efectuar una distribución más justa del ingreso, el ocio y la seguridad. Aunque la restricción es aplicable a todos, los privilegiados tienden a resentirse, como si se estuviera hablando únicamente contra ellos.” (Polanyi, 2017; p.310)

Por último quisiera mencionar tres cuestiones importantes para el análisis de la obra. En primer momento, es que si bien la historia no se repite, este texto puede leerse con un espíritu similar al de la época. Estamos en un momento bastante particular de nuestra existencia, crisis económicas y financieras como las de 2008; guerras y genocidios; destrucción de la naturaleza en una escala que raya la catástrofe; pandemias; cambio técnico acelerado que modifica las relaciones de las personas con el trabajo; surgimientos o resurgimientos de propuestas políticas fascistas o retrógradas; descomposición del tejido social; reformulación de lo cotidiano en nuestras vidas, desde cómo nos organizamos para sostener la vida a cómo desarrollamos nuestros momentos de ocio. Urge entendernos, y modificar nuestra forma de vivir. En segundo lugar me gustaría rescatar la valentía del texto. Lejos de la comodidad intelectual, el autor toma partido, explicita su posición personal y se propone discutir con las principales tradiciones de pensamiento de su época: liberales, clásicos, neoclásicos, evolucionistas, marxistas, leninistas, socialistas “utópicos”, fascistas y keynesianos. En tercer lugar, que a partir de su análisis da un siguiente paso que es proyectar programa a futuro, pensando qué mecanismos podrían crearse o generarse para una nueva sociedad que tenga un ordenamiento económico donde el mercado no sea la principal institución reguladora. Importantes debates surgen en torno a esto, ¿cuáles son los límites del derecho a la propiedad privada?, ¿qué otras formas de propiedad es necesario desarrollar?, ¿cuál es el rol de la planificación económica y cuál es el del mercado?. Ésta búsqueda orientada en el socialismo owenista nos ayuda a pensar tanto nuestra realidad, como nos empuja a pensar cómo construir el futuro.


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1Polanyi, Karl (2017) La gran transformación Los orígenes políticos y económicos de nuestro tiempo. Fondo de Cultura Económica.México.

2Chang, Ha-Joon (2004) Retirar la escalera. La estrategia del desarrollo en perspectiva histórica. Catarata- Instituto Universitario de Desarrollo y Cooperación. Universidad Complutense de Madrid. España

3Mazzucato, Mariana. (2014). El Estado emprendedor. Mitos del sector público frente al privado (3ra ed.). RBA Economía.

4Debate Milei vs Grabois

5Vaorufakis, Yanis (2023). Techno-feudalism. What killed capitalism. Vintage.

6Javier García: "En la elección de 2024 se elige por más libertad o por más impuestos" (Diario El País, 31/12/23)

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